Extraño el verde del campo amanecido,
el clarear profundo del sol que se despierta.
Extraño la paz de la luz que me aleja
de mis temores, de mis miedos más profundos.
Extraño el silencio mañanero y sus milagros,
la gota de rocío que escondida rueda hacia la tierra.
Extraño, y cómo decirlo, que extraño
irremediablemente tus ojos.
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