jueves, 27 de marzo de 2008

La conferencia

Un salón amplio, no muy bien iluminado. Las paredes desnudas y sin ventanas; la única puerta está cerrada.
Un auditorio que escucha. O hace como que escucha. En el frente hay un hombre que habla. Las palabras salen de su boca constantemente, irremediablemente , casi sin sentido para sus oyentes.
Se diría que se ven, que se palpan, y que por su propio peso caen, como rocas, sobre la gente en el salón.
Y el público se desespera; ese peso ya no puede ser sostenido por ellos y se vencen... caen en una especie de sopor pesado y denso.
Falta el aire. Y las palabras se siguen amontonando. y la desesperación va en aumento. Todos quieren que la avalancha termine. Pero no ocurre. Y las palabras siguen subiendo, y el techo es vencido... y desaparecen. Las palabras y también la gente, envuelta en ese sopor desesperado.

Guillermo Javier León.
22/10/'93

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